En el Centro de las Artes de Sevilla (Avenida Torneo,18) se pudo ver ayer, y se podrá ver hoy (21:00 horas, gratis) un espectáculo alternativo, mucho más allá de lo habitual: C60 Grandes Éxitos.
La fórmula, pese a ser magistral, es muy simple: un joven (Sergi Faustino, actor y bailarín consolidado), empieza a hablar de su vida y de su relación con la música. Las primeras palabras de Sergi son devastadoras, por aburridas. Entran ganas de abandonar la sala.
Al poco, sin embargo, muestra cinco vinilos a elegir uno por parte del público. Lo coloca en su correspondiente plato y comienza a sonar la música. En este caso, se eligió en primer lugar a Schuber. Música clásica acompañada de una voz femenina sublime, que lleva cada nota hasta su máximo apogeo. "La señora que canta, es mi madre", dice Sergi con total indiferencia. A partir de ahí, la mirada del espectador no va a abandonar al señor a priori aburrido en noventa minutos.
El actor, acompañado simplemente de sus discos y su equipo de música narra, a partir de recuerdos o experiencias vitales en relación con cada vinilo, anécdotas y curiosidades de diferentes estilos musicales: black metal, jodel, canciones de Dyango, etc.
Sergi domina el discurso, y sin dejar de hablar va contando historietas que acaban denotando que la música es parte de la vida de cualquier persona. Y que, cualquier estilo, por extremo que sea, puede ser profundo y expresar sentimientos que ninguna otra cosa podría.
La clase de música se acaba convirtiendo en una clase de sociología. Pero la charla dista mucho de una conferencia, el ritmo y el tono del protagonista se elevan hasta la más sencilla naturalidad. Muy lejos del aburrimiento. Hay humor, morbo, tristeza. Un recital de sensaciones que atacan al intelecto para abrir la mente del espectador.
Esta tarde Sergi Faustino volverá a repetir sus historias. Las de su vida, las de la música. Las de todos, al fin y al cabo.
Fuentes:
Al poco, sin embargo, muestra cinco vinilos a elegir uno por parte del público. Lo coloca en su correspondiente plato y comienza a sonar la música. En este caso, se eligió en primer lugar a Schuber. Música clásica acompañada de una voz femenina sublime, que lleva cada nota hasta su máximo apogeo. "La señora que canta, es mi madre", dice Sergi con total indiferencia. A partir de ahí, la mirada del espectador no va a abandonar al señor a priori aburrido en noventa minutos.
El actor, acompañado simplemente de sus discos y su equipo de música narra, a partir de recuerdos o experiencias vitales en relación con cada vinilo, anécdotas y curiosidades de diferentes estilos musicales: black metal, jodel, canciones de Dyango, etc.
Sergi domina el discurso, y sin dejar de hablar va contando historietas que acaban denotando que la música es parte de la vida de cualquier persona. Y que, cualquier estilo, por extremo que sea, puede ser profundo y expresar sentimientos que ninguna otra cosa podría.
La clase de música se acaba convirtiendo en una clase de sociología. Pero la charla dista mucho de una conferencia, el ritmo y el tono del protagonista se elevan hasta la más sencilla naturalidad. Muy lejos del aburrimiento. Hay humor, morbo, tristeza. Un recital de sensaciones que atacan al intelecto para abrir la mente del espectador.
Esta tarde Sergi Faustino volverá a repetir sus historias. Las de su vida, las de la música. Las de todos, al fin y al cabo.
Fuentes:
- Información propia
- I+CAS
- Web de Sergi Faustino
- Wikipedia
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